domingo, 24 de octubre de 2010

Solo hablo de mi...

“Parido, gritado y bien pujado” son las palabras usadas por Aura Crespo, mi madre, para definir mi nacimiento. Nací el 31 de Octubre de 1988, en el Seguro Social del estado Vargas en horas de la mañana, mi abuela, Aura de Crespo; se ha cansado de repetirme continuamente que cuando nací “era blanco como la leche y con el cabello amarillito como el sol, pero que con el pasar del tiempo me he puesto negro como mi padre”.

Los recuerdos más libidos que tengo de mi infancia son cuando mi mamá nos daba de correazos a mi hermana Samantha y a mí por alguna travesura cometida durante la ausencia de nuestra señora madre. Mi abuela se ha encargado de criar a cuanto nieto llegó a su casa, entre ellos a mí, único varón de la familia, después de mi abuelo, José Crespo. Con esfuerzo y mucha paciencia fui criado, desde un principio siempre me fueron inculcando aquellas cosas que creyeron necesarias para mi buen comportamiento, pero en casos especiales nada que “Pedro Moreno” no pudiera solucionar. Rodeado de 6 tías pase mi infancia, la adolescencia y hasta el sol de hoy ellas siguen siendo pieza fundamental en mi vida y como en toda familia normal, los gritos y las peleas son el pan de cada día, sin embargo somos una familia feliz y prospera que se caracteriza por ayudarse entre sí para solventar cuanto inconveniente se nos presenta, pero de igual manera me esfuerzo por no hacer caso a esas cosas que podrían arruinar los momentos mágicos y por eso vivo regalándole sonrisas al mundo.

Hoy en día con casi 22 años de edad, estudiante de Comunicación Social en la Universidad Santa María. Con todas mis materias en bloque 'Milagro de Dios', no trabajo, no lavo ni presto la batea, soy adicto al twitter, pero de la peor manera que te puedas imaginar, solo podrías saberlos si me das “follow”, sin embargo soy feliz y vivo contento aunque siempre ando con cara de serio, pero ustedes ya saben cómo murió “serio” así que no entremos en detalles. Estoy seguro de que todo sucede por alguna razón, somos como somos gracias a nuestro pasado y es por él que lograremos grandes cosas en nuestro futuro.

Debo confesar que ser yo no es nada fácil, sin embargo hago lo mejor que puedo para que quien me rodea pueda decir “Gracias por estar aquí”. Por eso cada día que pasa me esfuerzo más por mantener las amistades encontradas pues son un regalo divino con el que siempre podrías contar tanto en las buenas como en las malas. Y es por las experiencias vividas que muchas cosas se aprenden por lo que debería decir que no debemos arrepentirnos de nada, ni de los errores cometidos ni por los que pienso cometer.

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